Salmo 42:2 – Mi alma tiene sed
Llega un momento en nuestras vidas en el que tenemos sed de Dios. Nada más puede satisfacer nuestras almas hambrientas. Dios y solo Dios pueden apagar nuestra sed. Es Dios en quien podemos confiar cuando nuestra alma se seca. Es en ese momento que debemos correr a Dios y citar las palabras del Salmo 42:2
Habrá momentos en nuestras vidas en los que nos encontraremos buscando a Dios de maneras que nunca antes lo habíamos hecho. Piensa por unos momentos en lo que has pasado durante los tiempos de prueba y cómo has anhelado acercarte más a Dios en esos momentos.
Gracias a Dios que al acercarnos a Él, Él se acercará a nosotros. Permíteme también repetir, si nunca has tenido sed del Señor, sigue viviendo. Habrá un momento en que lo necesitarás para que te llene de gracia y misericordia. Cuando hayas intentado todo y nada haya satisfecho su anhelo, lee la escritura de hoy en el Salmo 42:2
Mi alma tiene sed de Dios, del Dios vivo; ¿Cuándo vendré, y me presentaré delante de Dios? – Salmo 42:2 RVR1960
El escritor comienza este salmo clamando al Señor. Su alma tiene sed. Anhela al Señor y da un testimonio personal sobre el conflicto en su alma. Está solo y sus lágrimas fluyen día y noche. Necesita la presencia de Dios, como nunca antes la había necesitado. A lo largo de este salmo, comparte su corazón y su camino. El alma del salmista está abatida. En su soledad, recuerda la misericordia de Dios. ¡Gracias a Dios! El salmista tiene la bendición de saber que Dios es su roca y salvación.
Mi alma corre ardorosa en pos de Dios
Debes saber hoy sin sombra de duda algún, que Dios satisfará tu sed y satisfará todas sus necesidades. Cuando tienes la seguridad de que Dios está por ti, puedes decir que tu alma correrá a Dios en busca de satisfacer la necesidad de tu alma. Cuando enfrentes tiempos difíciles recuerda El Salmo 42:2 y clama a Dios para que sacie tu sed.