
Salmo 31:15 – En tu mano están mis tiempos

Todos queremos que sucedan cosas buenas en nuestras vidas, pero con demasiada frecuencia lo queremos ahora y no más tarde. Pero debemos hacer como David y decirle a Dios lo que dice el Salmo 31:15.
Cuando Dios no nos da lo que pedimos en tiempo que queremos, nos sentimos tentados a preguntar: ¿Cuándo, Dios, cuándo? La mayoría de nosotros necesitamos crecer en el área de confiar en Dios en lugar de enfocarnos en la pregunta cuándo. Si te falta el gozo y la paz, no estás confiando en Dios. Si tu mente se siente agotada todo el tiempo, no estás confiando en Dios.
La tendencia a querer saber todo lo que está sucediendo puede ser perjudicial para tu caminar cristiano. A veces, saberlo todo puede resultar incómodo e incluso herirte. Si pasas gran parte tu vida impaciente, frustrado y decepcionado porque hay cosas que no sabes, necesitas reflexionar la palabra de Dios. El Salmo 31:15 es una declaración de fe que debes poner en práctica.

En tu mano están mis tiempos — Salmo 31:15 RVR190
Debes dejar las cosas en paz y dejar de sentir que necesitas saberlo todo. Debes confiar en Aquel que sabe todas las cosas y a aceptar que es posible que algunas preguntas nunca tengan respuesta. Demostramos que confiamos en Dios cuando nos negamos a preocuparnos.
Dios quiere que vivamos por discernimiento: conocimiento por revelación, no conocimiento mental. Es difícil ejercitar el discernimiento si siempre estás tratando de resolverlo todo. Pero cuando estás dispuesto a decir:
Dios, no puedo resolver esto, así que voy a confiar en ti para que me des la revelación que me hará libre
Entonces podrás sentirte cómodo a pesar de no saberlo todo. Confiar en Dios a menudo requiere no saber cómo y cuándo Dios va responder a tus peticiones. A menudo decimos que Dios nunca llega tarde, pero generalmente tampoco es temprano. ¿Por qué? Porque Él usa los tiempos de espera para aumentar nuestra fe en Él y producir cambios y crecimiento en nuestras vidas.
Te invito a que pongas en practica el Salmo 31:15 y con toda la fe posible decirle a Dios “Mi futuro está en tus manos”