
Marcos 16:6 – ¡Ha resucitado!

Si no fuera por la cruz, nunca podríamos haber sido perdonados de nuestros pecados y librados de nuestras ofensas contra Dios, pero si no fuera por la resurrección, no tendríamos pruebas de las afirmaciones de Cristo de ser nuestro Salvador, Jesús resucito, esa es la afirmación en Marcos 16:6.
—No se asusten —les dijo— Ustedes buscan a Jesús el nazareno, el que fue crucificado. ¡Ha resucitado! No está aquí. Miren el lugar donde lo pusieron. — Marcos 16:6 NVI
Por su vida sin pecado y muerte sustitutiva, Él ganó la muerte y por su resurrección quebró el poder del pecado y la muerte en la vida de todos los que creen en Él, porque como nuestro Salvador resucitado y glorificado, se nos ha dado su propia vida resucitada, de este modo nuestra vida es nacida de nuevo en Cristo.
Aunque el llanto duró una noche, qué gozo debió haber llenado el corazón de aquellas fieles mujeres, que leemos en Marcos 16:6. Cuando muy temprano en la mañana vieron que la piedra grande había sido removida, y descubrieron la tumba vacía. Qué asombro debió llenar sus corazones como temblorosos, entraron y vieron a ese joven, vestido con una túnica blanca, sentado donde había sido puesto el cuerpo del Señor Jesucristo.
No es de extrañar que las primeras palabras que leemos en Marcos 16:6 sean: no se asusten. Pero imagina la emoción y la anticipación que debió haber latido en su corazón al escuchar esas palabras de aliento por primera vez: Ustedes buscan a Jesús el nazareno, el que fue crucificado. ¡Ha resucitado!
Imagínate la oleada de emoción y asombro cuando descubrieron que Jesús no estaba muerto, sino vivo. Habían esperado encontrar un Mesías muerto, pero en cambio se regocijaron al escuchar las noticias de su Salvador resucitado.
Hace 2000 años que esas palabras trascendentales se escucharon por primera vez, pero después de tantos años las palabras en Marcos 16:6 ¡Ha resucitado!; siguen haciendo eco pues es gracias a la resurrección de Cristo que podemos acercarnos confiadamente al trono de la gracia.